martes, 28 de diciembre de 2021

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¿Le tenemos miedo a perder la belleza de la juventud o a aceptar que ya la perdimos?.
Ya no estamos para las canchas de once ni para las polleras en invierno; pensar en las resacas de domingo y las responsabilidades del lunes nos condicionan los sábados.
Ya no hacemos viajes de cinco horas por un beso y nuestros planes ansiados son un viernes por la noche de películas, con helado.
¿Que carajos es tiktok?
¿Dónde se fueron todos estos años y cuántos logros fueron castillitos de arena?
Y nos preguntamos cómo Shakira que diría la familia si eres un fracasado.
Aunque la familia ya hizo las paces con lo que seas, el problema sos vos y tu terror al futuro preguntándote si hiciste bien al llegar hasta acá pero es un poco tarde aunque un cartel y un WhatsApp te digan que nunca lo es.
Un día más, un día menos. De ser adultos aunque no nos reconozcamos con ese adjetivo, seguimos improvisando sobre la marcha

lunes, 20 de diciembre de 2021

20+5

Otra pesadilla que se coló por la noche y no la dejó dormir bien. Para Paula ésta era peor que la anteriores y más real que todas las pasadas pero siempre decía lo mismo. Justificaba eso con los cuentos de Lovecraft que leyó en la semana para restarle importancia y no aburrir siempre con el mismo culpable, su vida, su laburo y en este caso las fechas festivas.
Piensa que no llega a comprar todos los regalos de navidad para la gente que quiere y tiene razón porque no puede comprar regalos a todos para que la quieran, no funciona así ¿pero quién puede culparla por intentarlo? Aunque el bolsillo no le da para tanto y las deudas se empiezan a agrandar, el espíritu navideño la motiva por alguna razón desconocida.
El turrón y las películas como el Osito Mandarina la transportan a una niñez pura dónde no reinaba nada de lo que hoy la agobia.
Vestida de duende en el 160 llega tarde a trabajar y les desea feliz Navidad

domingo, 12 de diciembre de 2021

Cualquier hoy

Por más que pase el tiempo, uno nunca se puede acostumbrar a las enfermedades mentales. A ser el hermano mayor siendo el más pequeño, ayudar a desarticular pensamientos intrusivos repitiendo respuestas una y otra vez sobre el mismo tema simple sin que esto pudiera ser suficiente, nunca.
A los brotes psicóticos, a las internaciones, a qué ciertas cosas nunca tengan cura y solo se pueda aspirar a una frágil estabilidad.
A qué nunca sea suficiente todo lo que haces aunque esto sea un montón.
Al dolor silencioso que carga toda una familia.
Al no poder compartir un montón de cosas con alguien que amas.
Al sentirte culpable por tener una "normalidad" que le fue arrebatada injustamente.
A la sociedad que no está preparada para esto.
A las personas que se dicen empáticas pero aíslan a cualquiera con alguna enfermedad.
Todo esto lo escribo el día después a una fiesta cualquiera dónde deberían ser buenos momentos y recuerdos, se cambian por horas de charlas telefónicas por la mañana, una tristeza en el pecho por la tarde y una cena para asegurarme que todo esté bien por la noche.
Todo esto que parece un montón, solo es un domingo; un día cualquiera.
No, no sabes un carajo de las enfermedades mentales y como es convivir con ellas.

sábado, 18 de septiembre de 2021

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Hay un mundo más sexy, más atrevido y mas gratificante que está a dos pasos ocultos, separado por una barrera invisible que nos ponemos, que no nos permite explorar lo que tenemos dentro y disfrutarlo por miedo a mamá, a la sociedad y al que dirán.
Que un nene bien no puede ser un rarito, que una nena bien no debe ser una trola.
Que vistamos camisa y que nunca se enteren si pasamos esa línea.
¿Pero si nos gusta desnudarnos, vernos y que nos vean? ¿Tocarnos y explotar con otros que tienen las mismas ganas que nosotros?
¿De indagar en las miles de posibilidades que la tecnología y virtualidad nos ofrece sin usar nicks para que otros no sepan quiénes somos?
¿Cuanto más vamos a ignorar la línea invisible querida joven médica?
¿Cuanto más vas a encajar con todos querido joven abogado?
¿Cuanto más?

sábado, 11 de septiembre de 2021

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Cómo una ola llevando cosas a la orilla, se acercan los treinta y es imposible no sentir nostalgia por lo que fuimos, cómo nos nutrimos de nuestros desaciertos y errores.
Hoy carezco de ese tiempo sobrante para ciertas cosas que ya no me importan, de exagerar mi venta para atraer personas o forzar lo que soy; no tengo ese motor de energía juvenil para sustentar todas esas cosas.
Hoy se me podría tildar de aburrido y yo me enojaría con la pandemia culpandola por arrebatarme los últimos momentos de mis veinte pero la realidad es que priorizo un té y me lleno de orgullo de esta pseudo estabilidad e independencia que logré conseguir (y realmente cuesta mantener). Con respecto a la gente son contados con la mano quienes me parecen admirables, bellos o atractivos, la mayoría entra en un meh que requiere ser cordial y sociable para convivir en sociedad y lo paradójico de todo esto es que yo debo entrar en el meh de otros por como estoy ahora, falto de juventud, aburrido, poco agraciado y tristemente en proceso de quedarme pelado. 
A los más jóvenes les diré que ya llegarán a dónde estoy yo y a los más viejos, que me tengan paciencia para seguir enseñándome que pronto los alcanzaré.
Crecer no está tan bueno pero todos lo hacemos.

Aunque daría un poco de todo por revivir los veinte de vez en cuando

viernes, 23 de abril de 2021

Derrota

Siento que somos cascarones vacíos,  intentando llenarlos de cosas, tantas que explotamos siendo nada. No puedo dormir y el estómago siempre está revuelto, te odio grito Paula al patear el espejo gigante y dejarlo agrietado.
¡Estaba tan triste! que se sentía enojada, con ella, con el mundo, con la pandemia; ya no lo sabía pero podía estar segura que una tristeza así podría generar un asteroide que extinguiría a todo como si fueran dinosaurios. Al pensar eso se rió, fue una risa tan desconocida y fuera de contexto que asustó a un gato que pasaba por el patio.
Por fin algo se terminó de romper dentro de ella, la pandemia había ganado.

lunes, 11 de enero de 2021

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Después de muchísimo tiempo y sin aviso, en un sueño me hirió la nostalgia. Más de siete años deberían ser suficientes para que la indiferencia reine y la superación este completa pero todo lo que pensaba se desmoronó como un castillo de naipes. Ahí estaba el recuerdo y no la realidad, una persona que no fue afectada por la arena del tiempo me saludaba y sonreía, como si los años hubiesen sido solo semanas, como si no existiera una historia previa. Qué extraño y traicionero es el mundo de los sueños, que me invita a soñar con una amargura lejana de lo que nunca pasará.