Es difícil desacostumbrarme al tono de tu voz por la mañana, el calor
hipnótico de tu figura en las siestas o el mar de transpiración de
nuestros cuerpos en la noche.
Es difícil no tener constantes
mensajes que dificilmente arman una conversación coherente pero que era
totalmente importante, porque nos hacía saber que siempre había alguien
del otro lado.
Pero los veranos tienen sus otoños que no vemos llegar, con dias frescos y sombríos que anuncian, tristemente, los inviernos tormentosos, fríos y solos.
Este ciclo se repite siempre, distintos tiempos e intensidades pero pareciera que es un continuo.
Eso quiere decir, también, que sin darte cuenta llegará la primavera
aclarando todas las lágrimas de tormenta, un pañuelo de flores calentará
tus mejillas haciéndote sonreír en primavera y el verano tocará tu
puerta, con alegría merecida por la espera.
Seguirás sobreviviendo como el roble increible que sos, sosteniendo todos los pajaritos, que dependen de vos, en tus ramas.
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