jueves, 23 de febrero de 2017

Setram



El desierto toca a mi puerta por la madrugada, no son las dos; son las cinco. El tiempo vuela cuando uno no se divierte. Las horas pasan y estoy seguro que mañana me voy a arrepentir de no usarlas para algo productivo o simplemente dormir mas.
Al terminar de refregar mi ojo izquierdo, mi mano roza con una barba que no tenía que existir, hace dos días fue cortada ¿o fueron dos semanas?. El tiempo es difuso cuando todos los días son martes. Ayer fue martes, hoy es martes, mañana creo que es jueves.
Ingerí alimento, horas sentado frente a la computadora, interactué socialmente, me masturbe, vuelvo a tener hambre; eso fue el martes y el otro martes; también el próximo martes y aun así nos llaman la maquina (im)perfecta. Buscamos estabilidad y nos cansamos de la rutina. Buscamos aventuras y tenemos miedo de salir de casa. Buscamos ser felices y eso nos hace tristes.
Hablar en plural es el recurso más cobarde para enmascarar la desidia personal pero vamos, vos también te sentís así, hablo por los dos (si esto no cuadra con tu ser , espero que aceptes mis disculpas y te pido que juegues a ser empático como con todas las causas justas del mundo)
¿Pero sabes qué? Por suerte el martes empiezo el gym, a leer mas, a cuidar un poco mas mi imagen, tomar duchas diarias y hasta capaz hablar para verme con las personas.
Paula labura todo el día. Marcelo se mudo.  Juan esta criando a su hijo. Micaela está estudiando.
Entonces mejor el martes no hago nada, capaz el próximo.
Si, el próximo martes parece la mejor opción, ahora me voy a sentar un poco en la computadora. Creo que me tengo hambre  

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