Todo metal se rompe ante la constante caída del peso de la
vida sobre él; las cadenas no son una excepción a esta regla, el martilleo incesante
sobre esta llega a romper los eslabones del material conque está fabricada,
independientemente del tratamiento previo que le hemos dado, por años, por
meses, por días.
Varieté de (des)interesantes cosas. El tiempo, es relativo. Podes leer a mi yo pasado, entender a mi yo presente o conocer a mi yo futuro, o capaz no.
domingo, 26 de febrero de 2017
jueves, 23 de febrero de 2017
Setram
El desierto toca a mi puerta por la madrugada, no son las
dos; son las cinco. El tiempo vuela cuando uno no se divierte. Las horas pasan
y estoy seguro que mañana me voy a arrepentir de no usarlas para algo productivo
o simplemente dormir mas.
Al terminar de refregar mi ojo izquierdo, mi mano roza con una barba que no tenía que existir, hace dos días fue cortada ¿o fueron dos semanas?. El tiempo es difuso cuando todos los días son martes. Ayer fue martes, hoy es martes, mañana creo que es jueves.
Ingerí alimento, horas sentado frente a la computadora, interactué socialmente, me masturbe, vuelvo a tener hambre; eso fue el martes y el otro martes; también el próximo martes y aun así nos llaman la maquina (im)perfecta. Buscamos estabilidad y nos cansamos de la rutina. Buscamos aventuras y tenemos miedo de salir de casa. Buscamos ser felices y eso nos hace tristes.
Hablar en plural es el recurso más cobarde para enmascarar la desidia personal pero vamos, vos también te sentís así, hablo por los dos (si esto no cuadra con tu ser , espero que aceptes mis disculpas y te pido que juegues a ser empático como con todas las causas justas del mundo)
¿Pero sabes qué? Por suerte el martes empiezo el gym, a leer mas, a cuidar un poco mas mi imagen, tomar duchas diarias y hasta capaz hablar para verme con las personas.
Paula labura todo el día. Marcelo se mudo. Juan esta criando a su hijo. Micaela está estudiando.
Entonces mejor el martes no hago nada, capaz el próximo.
Si, el próximo martes parece la mejor opción, ahora me voy a sentar un poco en la computadora. Creo que me tengo hambre
Al terminar de refregar mi ojo izquierdo, mi mano roza con una barba que no tenía que existir, hace dos días fue cortada ¿o fueron dos semanas?. El tiempo es difuso cuando todos los días son martes. Ayer fue martes, hoy es martes, mañana creo que es jueves.
Ingerí alimento, horas sentado frente a la computadora, interactué socialmente, me masturbe, vuelvo a tener hambre; eso fue el martes y el otro martes; también el próximo martes y aun así nos llaman la maquina (im)perfecta. Buscamos estabilidad y nos cansamos de la rutina. Buscamos aventuras y tenemos miedo de salir de casa. Buscamos ser felices y eso nos hace tristes.
Hablar en plural es el recurso más cobarde para enmascarar la desidia personal pero vamos, vos también te sentís así, hablo por los dos (si esto no cuadra con tu ser , espero que aceptes mis disculpas y te pido que juegues a ser empático como con todas las causas justas del mundo)
¿Pero sabes qué? Por suerte el martes empiezo el gym, a leer mas, a cuidar un poco mas mi imagen, tomar duchas diarias y hasta capaz hablar para verme con las personas.
Paula labura todo el día. Marcelo se mudo. Juan esta criando a su hijo. Micaela está estudiando.
Entonces mejor el martes no hago nada, capaz el próximo.
Si, el próximo martes parece la mejor opción, ahora me voy a sentar un poco en la computadora. Creo que me tengo hambre
jueves, 2 de febrero de 2017
Que mejor, hablar, de un enano para juntar un ,par de piedras,.
Remontar el barrilete en esta tempestad
sólo hará entender que ayer no es hoy
que hoy es hoy y que no soy actor de lo que fui.
Sonaba en los auriculares del pequeño hombre, mientras caminaba por las calles de una capital fría; esa noche descubrió que no solo era bajito, sino tartamudo también.
Los enanos, seres bajitos con mucha barba, no es el caso de nuestro sujeto, pero tampoco viene al caso, son expertos mineros y orfebres; pero tampoco era el caso de nuestro sujeto. El era más simple y común que todos los enanos que conocía. No tenía la magia de la constancia para terminar cosas tan arduas que lo dejaban sorprendido, porque si algo tenia nuestro sujeto era una facilidad para sorprenderse y ver las cosas que otros no veían en las cosas (Pido permiso para esa redundancia que es ciertamente necesaria para la historia, como también lo son los barriletes o cometas). Amaba a las piedras, esas que se encuentras por todos lados, sabía que las cosas importantes se hacían de piedras; los cimientos de todas las grandes construcciones que necesitamos en el mundo, parques de diversiones, casa para perros, heladerías y facultades de medicina. Maravillado por las piedras, tenía su pasión por una piedra opaca espacial, para cualquier iluso seria una piedra que encontraría en cualquier parte, pero no; no y no; nuestro sujeto entendía lo especial que era, que venía del espacio y su poder para camuflarse con todas las piedras del mundo, pero fracasando para el ojo atento de cualquiera que quiere mirar. Esa piedra estaba en un museo de cristal, que le permitía verla pero sin tocarla. Todas las noches que caminaba por las calles de una capital fría, tenía su barrilete o cometa en la mente y su deseo de sostener la piedra espacial en sus manos; mientras retornaba tartamudeando a su hogar.
sólo hará entender que ayer no es hoy
que hoy es hoy y que no soy actor de lo que fui.
Sonaba en los auriculares del pequeño hombre, mientras caminaba por las calles de una capital fría; esa noche descubrió que no solo era bajito, sino tartamudo también.
Los enanos, seres bajitos con mucha barba, no es el caso de nuestro sujeto, pero tampoco viene al caso, son expertos mineros y orfebres; pero tampoco era el caso de nuestro sujeto. El era más simple y común que todos los enanos que conocía. No tenía la magia de la constancia para terminar cosas tan arduas que lo dejaban sorprendido, porque si algo tenia nuestro sujeto era una facilidad para sorprenderse y ver las cosas que otros no veían en las cosas (Pido permiso para esa redundancia que es ciertamente necesaria para la historia, como también lo son los barriletes o cometas). Amaba a las piedras, esas que se encuentras por todos lados, sabía que las cosas importantes se hacían de piedras; los cimientos de todas las grandes construcciones que necesitamos en el mundo, parques de diversiones, casa para perros, heladerías y facultades de medicina. Maravillado por las piedras, tenía su pasión por una piedra opaca espacial, para cualquier iluso seria una piedra que encontraría en cualquier parte, pero no; no y no; nuestro sujeto entendía lo especial que era, que venía del espacio y su poder para camuflarse con todas las piedras del mundo, pero fracasando para el ojo atento de cualquiera que quiere mirar. Esa piedra estaba en un museo de cristal, que le permitía verla pero sin tocarla. Todas las noches que caminaba por las calles de una capital fría, tenía su barrilete o cometa en la mente y su deseo de sostener la piedra espacial en sus manos; mientras retornaba tartamudeando a su hogar.
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