miércoles, 15 de enero de 2020

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Otro día más que me encuentro vagando en este desierto, arriba de mi caballo porque los camellos nunca son de fiar. Mi cara cansada y ajada por los golpes de arena o capaz sea simplemente el paso del tiempo, me recuerda cuanto odio esto. Levantarme cuando el sol sale y volver cuando esté está oculto, en el medio tengo un largo viaje y horas útiles en el puesto de comercio. La simple idea de encontrar un oasis algún día de estos me mantiene cuerdo, si se puede llamar cordura a realizar la misma acción continuada en el tiempo. Algún que otro tesoro encontrado o adquirido mediante el intercambio también ayudan a que el desierto sea soportable, aunque esto no lo hace más pequeño o menos solitario.

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