jueves, 11 de abril de 2019

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Nos hicieron creer que éramos la generación dorada
Que llegaríamos a Plutón, que los autos volarían y que también, cambiaríamos al mundo.
Somos la generación Magic Kids, que debió desaparecer con él
Criados con el que se vayan todos, la desesperanza política, los diccionarios y el internet más barato después de las once.
Un gris entre el barrio, las familias disfuncionales, los traumas infantiles y ver que no deberías ser así, pero es
Una amalgama de los modismos arcaicos y la libertad prematura
Un terrible gris entre las nuevas tecnologías que ya son obsoletas, siendo los beta testers para una generación más piola.
El fracaso laboral de no tener cuarenta años de experiencia para esos puestos viejos o no tener dieciocho para estar en un Starbucks sonriendo.
Que no tuvimos ese abanico de posibilidades y campos a explotar, querían que fuéramos médicos, abogados o contadores pero casi nunca lo que nosotros queríamos y tampoco sabíamos que queríamos ser.
Somos la generación con mayor tasa de suicidio en nuestro suelo
Somos la generación que nunca debió ser, pero es.
Somos la generación que debe ser registrada para que nunca vuelva a ser
No somos la generación piola, solo hacemos lo que podemos

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