jueves, 26 de noviembre de 2015

El matadero y no por Esteban Echeverria



Cuando llegue al trabajo hoy, se respiraba un clima muy hostil, rescindieron y no renovaron contratos, muchos. El ambiente estaba cargado de nervios y miedo, llamaban de a uno a obreros que no volvían, era una clara representación de un matadero (ahora puedo entender un poco más a los vegetarianos y veganos, esa imagen me revolvía el estomago) Después de cuatro personas, me llamaron a mí, realmente estaba un poco roto y con lagrimas en los ojos, no por mi destino inalterable sino por el muchacho anterior,  que emprendió su caminata en lagrimas. Los hombres lloran, los hombres que tienen hijos y están por perder su fuente de ingreso, por perder el pan en la mesa para sus nenes, esos hombres lloran y yo por ellos. Al sentarme en la mesa el jefe de recursos humanos me empieza a explicar que ellos no tenían pensado esto, que era una de las cuarenta personas a las no le renovarían el contrato y en diciembre a otras treinta, me explico que no esperaban un cambio de gobierno, me explico que posiblemente tendrían que cerrar el turno noche y me explico que esto no lo hacían por falta de rendimiento personal y que ponga en las referencias que trabaje en ese lugar. Lo que no me pudo explicar es la injusticia del mundo, no me explico que diría ese chico cuando llegue a su casa y vea a su esposa e hijos a los ojos.  Que no se malentienda, no vengo a quejarme del gobierno, vengo a quejarme de la bronca e impotencia que me da este mundo capitalista inhumano.

 

Me echó de su cuarto gritándome:
"No tienes profesión"
Tuve que enfrentarme a mi condición,
en invierno no hay sol.
y aunque digan que va a ser muy fácil,
es muy duro poder mejorar
Hace frío y me falta un abrigo
y me pesa el hambre de esperar...

Quién me dará algo para fumar
o casa en que vivir?
Sé que entre las calles debes estar
pero no sé partir.

Y la radio nos confunde a todos
sin dinero la pasaré mal,
si se comen mi carne los lobos
no podré robarles la mitad.

Dios es empleado en un mostrador
da para recibir
Quién me dará un crédito, mi Señor?
sólo se sonreir. 

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