lunes, 3 de agosto de 2020

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Despierto totalmente boleado, otro sueño delirante que me deja agitado.
Personas que ya no están y personas en lugares donde no deberían estar.
Los ojos no pueden mantenerse abiertos pero la luz no entra en el cuarto, aun no cambio el día y es un esfuerzo llevar el conteo de cuantos han pasado pero fácilmente se puede resumir en suficientes.
Suficientes para acumular platos sucios sin lavar, suficientes para olvidar ducharte, suficientes para no levantarte de la cama, suficientes para tener miedo a la futura libertad, suficientes que no son suficientes.
Es irónico pensar en un oasis con rejas pero progresivamente se transformo en eso; la amada soledad se volvió un castigo divino, las paredes quedan chicas para marcar el flagelo de los días y el soma pasa factura de ello. Mis ojos vuelven a cerrarse.