martes, 26 de septiembre de 2017

260920171133



                   Como un avión de papel despegue.
               Como un soldadito en paracaídas aterrice.
                                Como adulto dormí.
                               Como niño soñé.
                              Como premio, perdí

viernes, 15 de septiembre de 2017

102315092017




Con el tiempo dejé de escribir un poco, refiriéndome al tiempo no como una media temporal sino como una actitud; porque la escritura es un tipo de habla, un tipo de afecto, un tipo de contacto y yo me aislé; me aislé de todo. De gente que pensaba que estarían para mí o que mi partida modificaría algo en su entorno pero no fue así, como buen niño dramático que soy TODO EXPLOTO, nada exploto. Me encontré con una vida un poco más triste, no por la falta de personas, sino con la falta de interés en personas. Tengo gente que me rodea y la puedo llamar por lo que necesite, tengo gente para salir a fiestas, tengo gente para hacer deportes, tengo gente para tener sexo gente, tengo gente; pero tengo pocos amigos que realmente me dan amor sin esperar todo ese amor de vuelta, que llega; que está conectado por un cable tapado por años, con cimientos tan fuertes que nos olvidamos que está ahí y normalizamos toda la magia que significa esa amistad.
Estoy tan acostumbrado a dramatizar todo que me olvido de realzar la magia de esos pocos que siempre están desde mi pequeñez, que realmente no superan las diez personas y eso los hace más loables. Son los héroes griegos de cuales las historias hablan; humanos con vidas fatídicas que hacen un esfuerzo sobre humano para ser los héroes que salvan la ciudad, la amistad, a mí.
En mi soledad entendí que ellos son los que me salvaron en mis peores momentos aunque no lo sepan, solamente porque yo sabía que podía poder todo el peso de mi hombros en ellos y desplomarme en sus brazos aunque nunca lo hiciera.
Ahora me estoy acomodando la cabeza con un laburo que me consume mucho tiempo y viaje pero capaz era lo que necesitaba aunque escuchen quejarme de él; porque tengo una rutina que evita mostrarme el chiste que soy, sacarte tiempo a las inseguridades que me carcomen la cabeza.
En esta etapa estoy siendo, aun no puedo definir lo que soy pero estoy trabajando en eso; con menos amigos, con menos tiempo pero con más responsabilidades que me mantienen estable. Cambie los llantos de las noches por cansancio, eso me da un saldo positivo por ahora.